jueves, 23 de enero de 2014

Lucha por un hospital oncológico infantil



Una de las peores cosas que le puede suceder a un padre es que su niño sea diagnosticado con cáncer. Pero la pesadilla se multiplica si además ese padre es pobre, provinciano y no tiene contactos y mucho menos dinero para conseguir una atención de calidad para su hijo.

En su mensaje presidencial del 28 de julio de 2012, el presidente Ollanta Humala anunció que entraría en funcionamiento el Servicio de Trasplante de Médula Ósea en el nuevo Hospital del Niño de San Borja. Casi dos años después ni un solo niño ha sido trasplantado: NI UNO SOLO. Pero muchos han muerto esperando...

Niños enfermos, sus padres y también los padres de niños que murieron por la desidia del gobierno, se congregaron hoy en los alrededores del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas para exigir el cumplimiento de la promesa incumplida, para pedir que esa promesa tan esperada se haga realidad ¡YA! y para demandar la creación del PRIMER HOSPITAL ONCOLÓGICO INFANTIL en el Perú.

“No es posible que en el Perú no exista un hospital oncológico, si todos los países del mundo cuentan con uno. Los responsables políticos que hablan para la foto deben tomar cartas en el asunto”, declaró María Teresa Dulanto, presidenta de la Asociación Ángeles de los Arenales, organización caritativa que lucha por los más olvidados en el mundo del cáncer infantil: los pobres.

Mientras que en el resto del mundo el 90% de los niños con leucemia tienen la posibilidad de curarse, en el Perú la situación es todo lo contrario, porque a los niños pobres se les entrega las medicinas más simples, no se les realiza los trasplantes cuando es necesario. A esto se suma la falta de humanidad de llamados profesionales de la salud que sin sensibilidad alguna tratan a los pacientes, como aquella doctora que mandó a una madre a "buscar información en Internet" cuando esta le pidió que le explicara sobre la leucemia de su hija. O aquella jefa de Hematología del Almenara que le dijo a una madre que debería estar agradecida y quejarse menos ya que la enfermedad de su hija "le cuesta demasiada plata al Estado".

Por mencionar uno, está el caso de una pequeña de escasos siete añitos, que al recaer por segunda vez le prometieron enviar su muestra a Miami pero NUNCA lo hicieron. Tiene un hermano de 19 años y nunca se dignaron a hacerle una prueba para ver si era compatible para donar su médula ósea a su hermanita. Ahora esta pequeña ha recaído por tercera vez y eso significa que sus probabilidades de sobrevivir son mínimas. Posiblemente el esperado trasplante la hubiera salvado. Pero no es hija del presidente de la República, no es hija de un ministro, no es hija de un congresista... es la hija de una madre que sufre, una madre analfabeta que no sabe leer, pero que ha rogado hasta el cansancio que salven a su hija...