domingo, 4 de marzo de 2012

El apasionante mundo de las muñecas bebés

EL ARTE DE RENACER



Todo empezó como jugando. Desde niña, la española Soraya E. Andrés fue una apasionada de las muñecas. Ya en sus veintes, un informe televisivo sobre una nueva forma de arte denominado “reborn” (renacido) llamó poderosamente su atención. Se trataba de las muñecas más preciosas y perfectas que había visto: parecían bebes reales.

Soraya comenzó a indagar en Internet sobre estas hermosas muñecas pues se moría por tener una, pero grande fue su decepción al darse cuenta que no podía darse el gusto de comprarse lo que tanto anhelaba porque los precios no estaban al alcance de sus bolsillos.

No era para menos. No son muñecas comunes. Son verdaderas obras de arte, que requieren muchas horas de trabajo y dedicación. Un arte que se cultiva principalmente en Alemania, Australia, España, Estados Unidos, Francia y Reino Unido.

Pero ella no se dio por vencida y empezó a empaparse del tema, buscando información sobre el arte de renacer y estudiando tutoriales. Fue así que terminó adquiriendo el material necesario para hacer sus propios reborn dolls. Nunca imaginó que luego convertiría su pasión en una forma de vida. Según sus propias palabras, al comienzo fue un desastre. Como dice un conocido dicho: echando a perder se aprende.

Pero después una gran artista floreció y una empresa surgió: Creando Angelitos Reborn. Y aunque ella misma dice que todavía le falta camino por recorrer, decenas de sus obras de arte han sido compradas no solo en España por coleccionistas y amantes de las muñecas, sino que también han atravesado el océano y han sido adquiridas en países como Perú, Argentina y México.

A PARTIR DE UN KIT

En este arte se conjugan dos artistas: la creadora del kit de vinilo y la que lo renacerá dándole vida, imprimiéndole su sello personal porque cada reborn es único. No existen dos iguales en el mundo, es imposible porque cada artista tiene su propio estilo y al estar realizados artesanalmente no hay dos iguales, ni siquiera hechos por las mismas manos.

Todo empieza con el kit de vinilo creado por la escultora que es adquirido por una reborner como Soraya. Hay algunos que son ediciones limitadas difíciles de conseguir. También se puede usar una muñeca ya hecha que será “renacida”. El molde es pintado a mano cuidadosamente capa a capa con pinturas especiales inalterables al paso del tiempo y selladas con calor en horno. Se presta atención hasta el mínimo detalle como las venitas y rojeces propias de un bebé.

En general, las cabezitas, brazos y piernas son de vinilo pero los cuerpos son de suave algodón rellenos de fibra y micro-cristales que otorgan al reborn peso similar a un bebe. Gracias a que las extremidades son articuladas, pueden adoptar diferentes posturas.

Tanto el cabello como las pestañas son aplicados mediante una trabajosa técnica llamada micro-rooting, que consiste en injertar con finas agujas uno o dos pelos por folículo piloso. El cabello es sellado desde el interior de la cabeza para que se pueda humedecer y peinar sin problema.

El pelo es mohair (proveniente del pelo de la cabra de Angora), tan fino como el de un pequeño niño. Aunque algunas artistas optan por utilizar cabello humano, no es lo más común.

Hay reborns para todos los gustos: los dormidos con ojitos cerrados o los despiertos con bellos ojos de cristal; los que simulan a un bebé prematuro, a un recién nacido o a más grandecitos como de tres meses; también están los reborn toddler que aparentan pequeños infantes que se pueden sentar y hasta parar. No es usual, pero hay algunos reborns que traen incorporados mecanismos que simulan la respiración y los latidos del corazón, a pedido del cliente.

BEBÉS RÉPLICAS

Para los amantes de este arte, la cereza en el pastel consiste en plasmar a un ser querido como un hijo o un nieto en un reborn. Utilizando un molde que coincida en la forma de la cabeza, orejas, nariz, boca, etc. con la fotografía del bebé que uno quiere renacer, la artista presta atención a cada detalle para que la réplica salga lo más exacta posible, lo que conlleva mayor trabajo y esfuerzo.

La polémica no es ajena a los reborns. Hay quienes los ven con desagrado porque los comparan con bebés muertos. Hay casos de mujeres que han perdido hijos o que no pueden tenerlos y de abuelas solitarias a las que un reborn les alegra un poquito más la vida. ¿Hasta qué punto un muñeco de estas características puede ayudar a aliviar el dolor de perder un hijo o aplacar la nostalgia de abrazar a un bebé cuando los hijos ya son adultos? Para los detractores, es macabro intentar suplantar a un bebé por una muñeca. Hay gente que colecciona autos, pinturas, monedas, etc., ¿por qué criticar a los que coleccionan reborns sin hacer daño a nadie?