jueves, 28 de mayo de 2009

Mi búsqueda

Ayer tuve que salir de casa a comprar un artículo, que no es necesario especificar. No sabía dónde hallarlo y tenía dos opciones: ir hacia el norte o hacia el sur. Me arriesgué yendo hacia el sur pensando que en esa dirección lo encontraría y caminé y caminé y pregunté y pregunté en varios lugares, pero no hallé lo que buscaba.

Ya me sentía cansada cuando empezó a caer una lluvia menuda que hizo acelerar mi paso. Finalmente, tuve que comprender que hacia el sur no estaba lo que yo andaba buscando e inicié el camino de vuelta. Cuando llegué al punto inicial, a pesar de mi cansancio, no me quise dar por vencida y entonces empecé a caminar hacia el norte. Nuevamente, comencé a preguntar en el camino por el artículo que esperaba conseguir, sin éxito.

Estaba a punto de comprar algo parecido, pero decidí seguir un poco más y fue en el último lugar donde me propuse preguntar en el que finalmente encontré, no lo que yo estaba buscando, sino algo mucho mejor de lo que yo esperaba al salir de casa.

Con este pequeño ejemplo, lo que intento dar a entender es que a veces tomamos decisiones que posiblemente no eran las correctas, pero eso no significa que tengamos que darnos por vencidos, pues si seguimos buscando, posiblemente encontremos algo mucho mejor que ni siquiera imaginábamos.