lunes, 12 de noviembre de 2007

Chaclacayo

Desde mi punto de vista, quien haya escrito el himno de Chaclacayo dio en el clavo. Realmente (al menos para mí) es un rincón de esperanza, un regalo de paz y quietud literalmente hablando, un distrito ubicado lejos del bullicio y contaminación de Lima Metropolitana.

Es el lugar donde pasé 20 años de mi vida, donde crecí, disfruté mi infancia, mi época escolar, mi adolescencia. Muchas compañeras de clase venían 'de Lima' por sufrir de asma u otros problemas respiratorios buscando el clima seco de Chaclacayo y huyendo de la humedad limeña, pues una de las cosas maravillosas que tiene nuestro Perú es la variedad de microclimas en lugares tan cercanos.

Mientras en Lima hacía un frío insoportable, en Chaclacayo disfrutábamos de un sol esplendoroso. Y mientras Chaclacayo amanecía nublado, Lima gozaba de un calor empalagoso. Recuerdo que cuando era niña y solía 'ir a Lima' me daba dolor de cabeza, náuseas y me sentía fastidiada; me parecía un viaje interprovincial.

En alguna de esas ‘bombas’ que nunca faltan en los reencuentros con mis compañeras de la promo 92 del Rosario de Fátima, hemos terminado cantando el himno de nuestro colegio y el de Chaclacayo también. Muy pocas continúan viviendo en el distrito o sus alrededores. La mayoría, como en mi caso, tuvo que mudarse a una zona más céntrica ya sea por cuestión de trabajo u otros factores.

El que ya no viva en ese distrito, no significa que lo haya olvidado, siempre lo visito, tengo familia y amigos por allá, y siempre formará parte de mi vida, esté donde esté. Llevo en mis recuerdos a Chaclacayo y la feliz infancia que tuve en sus calles, en sus cerros y sus parques.