sábado, 29 de diciembre de 2007

Reflexión

A veces tenemos que pasar por situaciones dolorosas que nos llenan de tristeza y desesperanza para valorar nuestra existencia y a nuestros seres queridos, para darnos cuenta de nuestros errores y comprender lo importante de la vida, para entender que no debemos perder el tiempo y que la felicidad se encuentra en las pequeñas cosas. Ojalá no sea muy tarde.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Chaclacayo

Desde mi punto de vista, quien haya escrito el himno de Chaclacayo dio en el clavo. Realmente (al menos para mí) es un rincón de esperanza, un regalo de paz y quietud literalmente hablando, un distrito ubicado lejos del bullicio y contaminación de Lima Metropolitana.

Es el lugar donde pasé 20 años de mi vida, donde crecí, disfruté mi infancia, mi época escolar, mi adolescencia. Muchas compañeras de clase venían 'de Lima' por sufrir de asma u otros problemas respiratorios buscando el clima seco de Chaclacayo y huyendo de la humedad limeña, pues una de las cosas maravillosas que tiene nuestro Perú es la variedad de microclimas en lugares tan cercanos.

Mientras en Lima hacía un frío insoportable, en Chaclacayo disfrutábamos de un sol esplendoroso. Y mientras Chaclacayo amanecía nublado, Lima gozaba de un calor empalagoso. Recuerdo que cuando era niña y solía 'ir a Lima' me daba dolor de cabeza, náuseas y me sentía fastidiada; me parecía un viaje interprovincial.

En alguna de esas ‘bombas’ que nunca faltan en los reencuentros con mis compañeras de la promo 92 del Rosario de Fátima, hemos terminado cantando el himno de nuestro colegio y el de Chaclacayo también. Muy pocas continúan viviendo en el distrito o sus alrededores. La mayoría, como en mi caso, tuvo que mudarse a una zona más céntrica ya sea por cuestión de trabajo u otros factores.

El que ya no viva en ese distrito, no significa que lo haya olvidado, siempre lo visito, tengo familia y amigos por allá, y siempre formará parte de mi vida, esté donde esté. Llevo en mis recuerdos a Chaclacayo y la feliz infancia que tuve en sus calles, en sus cerros y sus parques.

domingo, 28 de octubre de 2007

No todo es dinero

Si te preguntas cómo puedes ayudar a un niño con cáncer o a cualquiera que sufra esta enfermedad, debes saber que no todo es dinero. Usualmente los pacientes requieren de muchas transfusiones sanguíneas, así que una manera de ayudar es donando sangre (glóbulos rojos y plaquetas). Otros requieren de trasplantes de médula ósea y para ello te puedes inscribir en el registro de donantes de médula de un hospital especializado.

Si estás esperando un bebé y tienes los medios económicos para almacenar la sangre de su cordón umbilical en una clínica, no dudes en hacerlo. Podrías utilizarlo en el futuro o donarlo, pues en la actualidad se emplea con éxito para tratar algunos cánceres y diferentes enfermedades que afectan a la sangre como la anemia de Fanconi.

domingo, 30 de septiembre de 2007

Respuesta

La primera pregunta que me hizo Beto cuando le conté que ya tenía un blog, fue si iba a "hablar" de los niños con cáncer. Para que puedan entender el motivo de esa interrogante, primero tendré que explicar que uno de los grandes descubrimientos que hice a través de Internet, es que muchísimos bebés, niños y adolescentes son víctimas de esa enfermedad. Lo peor de todo es que muchos de ellos mueren después de experimentar dolorosos tratamientos y sufrir la pérdida de capacidades.

Cuando yo estaba en el colegio, el único cáncer que pensaba que podía darle a los niños era la leucemia; más tarde, muy a mi pesar, conocería una triste realidad: los llamados cánceres de la niñez, el temible neuroblastoma cuya recaída todavía no tiene curación o el espantoso DIPG (Diffuse Intrinsic Pontine Glioma - glioma protuberancial intrínseco difuso), que es un tumor de cerebro inoperable con un diagnóstico muy pobre de supervivencia a largo plazo.

No recuerdo exactamente cómo ni cuándo entré por casualidad a una página CaringBridge, donde una familia puede crear su propio web site personalizado para poner al día a familiares y amigos sobre la condición o tratamientos de un enfermo. No puedo recordar la fecha exacta, solamente que estaba trabajando en el diario Expreso, era tarde y estaba esperando la movilidad que me llevaría a casa, cuando empecé a navegar por Internet y aterricé en una de esas páginas y descubrí la historia de un niño cuya edad en ese entonces concordaba con la de mi hijo. No pude imaginar el dolor, la desesperación e impotencia que debían sentir sus padres.

Desde ese día quedé atrapada en ese mundo y cada vez que tengo oportunidad, visito "a mis niños y niñas", me alegro cuando veo que algunos están en remisión, sufro cuando descubro que los doctores de otros han determinado que ya no hay nada más que pueden hacer por ellos y lloro cuando "vuelan" lejos de esta vida, sobre todo si no es una muerte pacífica. Ahora ellos forman parte de mi vida y no puedo evitarlo. Son los bebés, niños, niñas y adolescentes que no conozco en persona, pero en quienes pienso y a quienes recuerdo.

jueves, 27 de septiembre de 2007

Primera vez

Desde que tengo uso de razón, siempre quise escribir un diario, pero continuamente lo postergué. Mi deseo era que algún día cuando "fuera grande" pudiera releerlo y reencontrarme conmigo misma. También deseaba que el día en que muriera alguien lo encontrara, lo leyera y no se aburriera; por el contrario, que lo disfrutara. Pasaron los años y ya no soy más una niña y aunque esto no es tan íntimo como un diario, trataré de expresar lo que pienso, siento y deseo.